Universidad Distrital Francisco Jose de Caldas

Institución oficial de educación superior del Distrito Capital de Bogotá, en Colombia. Lleva su nombre en honor a Francisco José de Caldas prócer y mártir de la independencia de la Nueva Granada, destacado participante de la Expedición Botánica, investigador e inventor del hipsómetro.

Secretaria de educacion

La Secretaría de Educación del Distrito Capital fue creada mediante el Acuerdo Número 26 del 23 de mayo de 1955, del Concejo de la ciudad. Hace parte del sector central de la administración distrital, en cabeza de la Alcaldía Mayor de Bogotá.La Secretaría de Educación del Distrito Capital es la entidad rectora de la educación preescolar, básica (primaria y secundaria) y media en Bogotá.

AHILA (Asociación de Historiadores Latinoamericanistas Europeos)

es una institución, sin fines de lucro, que a lo largo de veinte años de labores sin interrupción, ha logrado reunir más de 300 especialistas vinculados con todas los mayores centros de docencia e investigación de Europa. Sus lenguas oficiales son el español y el portugués.

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lunes, 6 de junio de 2011

¿Por qué el M-19, a pesar de la enorme popularidad de la que gozaba y de que sus militantes eran grandes intelectuales, desapareció?­

Jorge Eduardo Forero Torres  (20111025042)
Julián Enrique García  (20111025048)
Luis Eduardo Gómez  (20111025051)
Estudiantes de primer semestre  de la Universidad Distrital Francisco Jose de Caldas de Ingeniería Catastral y Geodesia, GRUPO 62. 


Ensayo Final De Historia y Cultura Colombiana

SIMILITUDES DEL FIN DE “DOS MARAVILLAS”

Pensemos en el antiguo y poderoso Imperio Griego. Con “la agilidad y rapidez de un leopardo”, este reino atravesó Asia Menor, se desvió hacia el sur para invadir Egipto y luego prosiguió hasta el límite con India, conquistando todo a su paso; los dominios Helénicos comprendieron Macedonia, Grecia y el imperio Persa. Estas hazañas militares estuvieron a la cabeza de “un joven rey”: Alejandro Magno. ¡Qué prosperidad poseía aquel reino bajo la batuta de ese general de rubios cabellos! Sin embargo, tal monarca cedió a la bebida y empezó a hacer caso a denuncias falsas, cosa que lo llevó a la falta de claridad en sus exhortaciones. Al final murió de malaria, y su esplendoroso reino quedó dividido en cuatro partes tras la muerte de sus hijos Alejandro IV y Heracles: los generales Casandro, Lisímaco, Seleuco y Tolomeo reinaban en ese momento, pero la prosperidad de antes desapareció. El imperio Griego cayó en el año 30 a.E.C. Ahora bien… ¿por qué mencionamos lo anterior en este escrito? La respuesta es muy sencilla: porque si hacemos un  paralelo entre la caída de la supremacía Helena y la del grupo guerrillero M-19, hallaremos ciertos puntos relativamente en común, los cuales nos ayudarán a explicar los motivos de la desaparición de esa organización revolucionaria (no haremos tanto énfasis en las ideologías de esos guerrilleros, en vista de que son de extensa divulgación). Pero antes de ello, recordemos las generalidades de esta estructura.
Perfil del M-19
El Movimiento 19 de Abril (abreviado M-19) fue una ordenación revolucionaria colombiana que tuvo como albor una voz de protesta ante un presunto fraude en las elecciones para la presidencia programadas para el décimo noveno día del cuarto mes en el año 1970, circunstancia que lo hizo adoptar un corte rebelde con presencia política, y más adelante, de índole armada. Después de su sonada desmovilización, acogieron la tendencia política de izquierda, transformando así su nombre a AD-M19  (Alianza Democrática M-19), lo que hizo que el grupo ganara  una amplia popularidad, a tal grado de ser un cuerpo constituyente en 1991, cumpliendo así uno de sus  objetivos más significativos: “Protestar al gobierno de Colombia para el cambio de constitución y una Colombia con mayor democracia.” [1].Vale la pena resaltar lo mencionado por cierta publicación acerca de lo acontecido en un evento social que ocurrió en el proceso de divulgación del “nuevo partido”: El 29 de noviembre a la 20:00 horas, en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de quesada, el movimiento 19 de abril presento ante el país << La nueva alternativa política>>. `Mas que un partido´, fue el nuevo lema del M-19, que ese día se lanzo a la arena con una cena por la paz. (VILLAMIZAR Darío, “Aquel 19 será”, pág. 571). De hecho, fue descrito como "El Socialismo Científico" o “El Heavy Metal de la política nacional”, y combinó ideales de líderes como Fidel Castro y “El Che” Guevara. Lastimosamente (para muchos), desapareció a mediados de la década de los 90. ¿Por qué? Pues bien, ese es el tópico central de nuestro análisis, en el que observaremos actos poco peculiares por parte del M-19 y trataremos de interpretarlos como razones para el ocaso del mismo, y de seguro que compararlos con los hechos que le acaecieron al Imperio Griego nos va a ayudar bastante en esta empresa.
Lo que empieza mal…
El joven rey Alejandro Magno fue educado por el filósofo Aristóteles; este último quizá le inculcaba el valor de la organización de las ciudades-estado como medio de administración y el precepto de convertir en esclavos a los que no eran griegos. Seguramente esa clase de nociones formativas no eran del agrado de “El conquistador”, ya que este ambicionaba erigir un imperio descentralizado, donde floreciera la igualdad entre conquistadores y conquistados {Argumento de Bertrand Russell, filósofo del siglo XX}. Ciertamente parecía ser un objetivo muy loable para una gobernación, pero la realidad es que la iniciativa Alejandrina manifestada al principio de equidad social solo desencadenó problemas: desde la apertura de su monarquía hasta el final de la misma surgieron divisiones etno-raciales y políticas, todo por pretender brindar ecuanimidad a sus súbditos, quienes estaban en ansia constante de ventaja y poder. Quizá por eso sus cuatro generales cayeron “como aves de rapiña” en pos de la subdivisión imperial. En este caso se puede aplicar el dicho de dominio público: “Lo que empieza mal, termina mal”. ¿Acaso le sucedió algo semejante al M-19? ¡Desde luego! Los preludios de esa organización no evidenciaban una base firme como para un desenlace seguro. Note lo que menciona un afamado periódico al respecto:
“El `eme` empezó como una aventura confusa del populismo armado y acabó des-armado como una coalición electoral confusa: lo segundo venía implícito en lo primero. También y sobre todo hay que preguntarse qué pasó con la esperanza de los marginados, con el fervor de los movimientos sociales, con la ilusión de los intelectuales y con la democracia de verdad abierta que tanto necesitamos: porque el M-19 fue además todo eso. El eme se murió de ambigüedad. Mejor dicho, de doble ambigüedad: -Ambigüedad social. El M-19 siempre fue populista, es decir, siempre quiso ser la voz de los excluidos. De los excluidos de la Anapo y las Farc, que lo fundaron. De los indígenas, en sus tiempos caucanos. De los narcos, en sus andanzas guerrilleras. De los marginados urbanos, en sus épocas de Robin Hood. De los intelectuales y periodistas, excluidos por el bipartidismo. De la indignación moral, cuando Navarro se enfrentó a la corrupción. De la Costa Atlántica, en la última campaña. De las organizaciones populares, desde la Constituyente...Pero el M-19 no forjó una alianza duradera entre los excluidos: En cada etapa fue la voz de algunos de ellos, al precio de la callada deserción de otros. Y es porque sus intereses son demasiado contradictorios como para que funcione la alianza.-Ambigüedad funcional. El M-19 no quiso y no pudo ocupar el espacio que en Colombia tendría que ocupar la izquierda: el espacio escueto de la oposición. No quiso. Primero porque sus viejos fantasmas y el afán de volverse respetable le hicieron llenar sus listas con figurones de profesión. Y luego porque se quedó flotando en un duermevela de gobiernismo con remordimientos, atrapado de una mano por su solidaridad con la Constituyente, por su añoranza de burocracia y por la popularidad imbatible de Gaviria, pero agarrado de la otra por su pasado contestatario y por los obvios daños sociales del revolcón. Tampoco pudo. A pesar del flamante Artículo 112 de la Constitución y de la Ley de Partidos, en Colombia no hay lugar para la oposición. Y no es siquiera porque falten garantías. Es porque los dados van cargados de entrada .La verdadera oposición queda condenada a incursionar cada vez en esa tierra incógnita que son los golpes de opinión para atraer la prensa. Hasta que algún día se dé al trabajo de hacer las cosas como tocan: a construir un partido organizado y de abajo para arriba.” [2]
En efecto, así como  Alejandro tal vez no tuvo la fórmula precisa para manejar semejante pluralidad de personas (a pesar de su innegable carisma entre las masas), el “eme” tampoco pudo esgrimir semejante responsabilidad que le había sido impuesta, de ser la redención de una heterogeneidad de agentes sociales enorme. Quizá, si Alejandro hubiese guardado su papel de monarca severo no habría tenido que pasar por tanto “lagarteo” por parte de sus consejeros y generales; así mismo, el M-19 a la hora de abordar sus pretensiones  políticas no ocupó el lugar izquierdista que se esperaba que desempeñara, y por eso la pagó caro.de hecho, del fragmento anteriormente citado se puede desprender que las metas del grupo en cuestión no estaban definidas, y que inclusive eran contradictorias, hecho que lo llevó a la perdición. ¿Cómo puede entonces una organización armada, política o de cualquier otra idiosincrasia salir airosa de las huellas de la historia?
¿Jugaron bien el “Ajedrez electoral”?
Aunque Alejandro Magno comía con moderación, con el tiempo cayó ante el alcoholismo. Bajo los efectos del vino, hablaba sin cesar y alardeaba de sus conquistas. Uno de sus hechos más funestos fue el asesinato de su amigo Clito en un arrebato de cólera en plena borrachera. Las ansias de grandeza de “el Rubio” provocaron otros actos deplorables, todo gracias a que prestó oído a denuncias falsas e impuso castigos severos; un ejemplo de lo anterior es que en cierta ocasión lo indujeron a creer que Filotas (un buen compañero de batalla) estaba implicado en un atentado en contra de su vida, y en consecuencia, ordenó que tanto él como Parmenio (el padre de Filotas y antiguo consejero) fueran ejecutados, desconociendo así la fidelidad y alcurnia de estos dos eximios colaboradores. De seguro que a los ex militantes del eme se les hacen familiares escenas como esas, metafóricamente hablando. Verdaderamente entre los líderes de esa colectividad abundó el desconocimiento mutuo a nivel político, cosa que los condujo al estado de entropía estructural. Note como un analista gubernativo describió este importante aspecto:
“Las directivas del M-19 han incurrido en la estupidez de desconocer a sus miembros significativos. Es una lástima que un experimento político tan interesante como vislumbra ser el M-19 se esté desvaneciendo a medida que se realizan debates ante las cuales sus promotores no han sabido asumir una posición clara y convincente en el ajedrez electoral. Lo que el país ha venido observando es que a la Alianza Democrática ya no sólo se le fueron los votos sino la gente. En Colombia, al igual que en la novela Historia de Mayta, de Mario Vargas Llosa, la izquierda proveniente de los grupos reinsertados se dividió, subdividió, y ahora se disgrega en pequeñísimos sectores que pugnan por encarnar la verdad.” [3]  
Los hechos hablan por sí solos. Si nuestro monarca ejemplo no hubiese estado vez tras vez en estado de beodez muy probablemente no habría matado a Clito, ni se hubiera puesto a hablar sandeces, y si hubiese hecho caso omiso a esas calumnias en contra de Filotas, pues no lo habría matado; él hubiese gozado de sus cinco sentidos para exponer argumentos de manera clara, y por ende, no hubiese incurrido en el fatídico error de desconocer los años de servicio de sus compañeros de gesta, ¡Todo habría sido mejor! A modo de parangón y apoyándonos en la cita anterior, los líderes del  M-19  en ocasiones cruciales de exposición ideológica, no tuvieron la “lozanía y claridad” requerida como para optar por criterios, y no se desempeñaron con éxito en el arte de la política, eso sin contar con la ausencia de distinción reciproca entre líderes; ¿Acaso actos como esos no bajan la popularidad? Pues ese es uno de los principales motivos por los que el M-19 feneció.

El “show mediático” contraproducente
Nos encontramos ante el primer contraste entre el contexto Alejandrino y Abrilista: La popularidad. Alejandro contaba con el favor de los soldados, los matrimonios y hasta de sus conquistados, debido a que con actos de comprensión y respeto se lo ganó. ¿Cómo cuales? Verbigracia,  exoneraba a los huérfanos de guerreros de pagar impuestos, organizaba juegos y torneos para los soldados después de las batallas, e incluso les otorgaba licencias para que vieran a sus esposas en pleno periodo de beligerancia. ¿Tuvo el M-19 popularidad parecida? Sí, producto de la publicidad de los medios de comunicación y de sus propios ideales, los cuales para muchos eran refrescantes e innovadores. La diferencia a la que aludimos es que Alejandro supo de cierta manera preservar su reputación hasta el final, incluso a pesar de sus yerros, en tanto que el movimiento Abrilista no. Reflexione sobre esta cita:
“En los meses que han transcurrido desde la aprobación de la ley de amnistía hasta hoy, el M-19 habría sufrido un fuerte retroceso el su nivel de popularidad, y su imagen pública se habría deteriorado notablemente. Así lo atestiguan las cifras de una encuesta realizada por "Consumer" publicada recientemente en Cromos si la aceptación de que gozaba en septiembre de 1981 era de 18 puntos, en abril del 83 habría bajado a 13, mientras que el rechazo que suscita habría ascendido, en el mismo lapso de tiempo, de 16 puntos a 35. Evidentemente, ha habido un cambio brusco. ¿Cuándo se precipitó la curva hacia abajo? Todo se debió a la falta de claridad por parte de sus dirigentes a la hora de exponer sus argumentos frente a sus diversas acciones. Aunque no hay encuestas que la corroboren, es innegable que durante el período previo a la aprobación de la ley de amnistía, la popularidad del M-19 parecía llegar a la cima. Ante los ojos de la opinión pública tenía el aura que le daba el haberse constituido en la más vistosa oposición al gobierno de Turbay Ayala. La coyuntura parecía la más propicia para que el M-19 pudiera recoger la corriente de simpatía hasta ese momento dispersa que lo rodeaba, y canalizarla hacia un movimiento político de masas. La aparición de algunos de sus miembros en la legalidad, así como la salida de sus presos de la cárcel, tuvo un indudable impacto en la opinión pública. Cualquier frase de Bateman o de los demás dirigentes era reproducida a grandes titulares por la prensa, y la expectativa de los miles de colombianos ansiosos de paz se centraba en ellos.”  [4]
Nos hallamos ante la que quizás sea la clave de la desaparición del M-19: su recesión y caída de imagen mediática que sufrió. Las cifras mencionadas revelan que en tan solo dos años perdió 5 puntos estadísticos de favorabilidad, y en consecuencia, su desfavoravilidad aumentó 19 puntos estadísticos (cada punto estadístico equivale a miles de encuestados). ¿Y todo por qué? De nuevo por la falta de claridad en el momento de exponer argumentos políticos loables; al parecer antes de la amnistía que se le dio al grupo, solían ser más populares. ¡Es una lástima que semejante divulgación positiva se perdiera por motivos tan aparentemente superfluos como la falta de luminiscencia!
Un M-19 acéfalo  y desmembrado
Como lo mencionábamos al principio, el poderoso imperio Helénico se fragmentó en cuatro partes tras la muerte de Alejandro Magno y sus dos hijos. Cuando los cuatro generales sobresalientes consiguieron el poder, las cosas ya no fueron igual. Es como si Grecia se hubiese quedado sin cabeza. Y tal como un cuerpo sin cerebro no funciona, Grecia no fue la excepción, pues el último subreino Helénico en caer, el de Tolomeo, sucumbió ante Roma en el año 30 a.E.C. ¿Ocurrió algo parecido con el M-19? De nuevo la respuesta es afirmativa. Saque sus propias conclusiones a partir de estas dos citas de hemeroteca:
“Más de un mes demoraron las autoridades en reconocer a Israel Santamaría, uno de los fundadores del M-19, que murió en un combate en las montañas de Antioquia. Un helicóptero artillado de apoyo al Ejército, que le hacía frente a una columna combinada del M-19 y del EPL, hizo blanco en Santamaría destrozándolo por completo y dejándolo totalmente irreconocible. Santamaría se encontraba entre otros, con su compañera Tatiana, quien también sufrió desfiguración del rostro y perdió un ojo. Con la desaparición de Santamaría ya son nueve los muertos de los 22 que fundaron hace 16 años el M-19.[Adicionalmente], la muerte de Álvaro Fayad, comandante en jefe del M-19, no sólo es un rudo golpe para su propio grupo sino para la guerrilla en su conjunto. [5]
Cuando los grandes grupos al margen de la ley pierden a sus cabecillas, tienden a la entropía o descontrol; llegan a ser como un cuerpo acéfalo; la situación es aún más crítica cuando los que caen víctimas de la muerte son fundadores u hombres de arengas, como Santamaría y Fayad; ¿Por qué el M.19 habría de ser la excepción?
“La adhesión de varios de los antiguos miembros de la AD M-19 a la Alianza por Colombia, que lidera el candidato liberal Ernesto Samper, puso esta semana nuevamente en evidencia no sólo la crisis de ese proyecto político, sino la dispersión, al parecer definitiva, del único sector que en fecha reciente buscó con ahínco constituirse en tercera fuerza del panorama democrático colombiano. Tercera fuerza que llegó cargada de ímpetus e ideas, a comienzos de la década, a la Asamblea Nacional Constituyente y cuya eficacia política se ha ido desmoronando. Las cifras que las encuestas arrojan sobre la candidatura de Antonio Navarro (quien pasó de héroe de la Constituyente a único acusado de esta bancarrota) son elocuentes. De 13 puntos bajó a solamente 3.Muchos señalan a Navarro como el directo responsable. Aseveran que su autoritarismo dentro de la organización llevó a cerrar los canales de oxigenación, de participación y debate, al punto de convertirlo en un monólogo. La presentación de 12 listas de aspirantes quiere decir precisamente lo contrario del autoritarismo: indisciplina de los miembros de la agrupación. También fue víctima del boom publicitario, que se fue desvaneciendo. No pudo formular políticas y propuestas concretas. No tuvo la capacidad técnica ni administrativa a nuestro paso por el Ministerio de Salud para demostrar que eran diferentes.”[6]
En síntesis, podemos notar que al M-19 le acaeció algo sumamente grave para un movimiento de índole política: el desmembramiento; y en el caso del grupo en discordia esto ocurrió de manera descarada, pues la unión de ex militantes a otras corrientes políticas fue desvergonzada, y dejó muy mal parada la imagen del eme frente a la opinión pública, y estas aseveraciones son respaldadas por cifras.
¡Qué lástima, qué lástima!
Cuando nos ponemos a reflexionar en la grandeza del imperio Helénico en sus mejores épocas (las de Alejandro rey), ¿acaso no nos da nostalgia de apreciar la prosperidad marchita? Pues algo similar les ocurre a los que se ponen a lamentarse por la suerte del M-19. Quizá tuvieron oportunidades de reivindicación, como cierto tratado de paz; Un libro muy interesante menciona:
“Los hechos de violencia, al igual que las actitudes de aislados  <<enemigos agazapados de la paz>>, estaban llevando el proceso a un estancamiento.”[7]
Valdría la pena preguntarnos…Sin todas esa torpezas de los ex militantes del Grupo guerrillero “sentado en el banquillo de los juzgados”, ¿Hubiese salido algo bueno para el país por parte de la Alianza democrática M-19? Ese es un tema digno de análisis en posteriores ocasiones.


BIBLIOGRAFÍA
[1] Wikipedia, “la enciclopedia libre”: palabra clave: M-19
[2] EL OCASO DEL M-19, Archivo del TIEMPO, Sección de Opinión, 5 de abril de 1994
[3] EL M-19 SIN NORTE, Archivo del TIEMPO, Sección de Opinión, 12 Febrero de 1992
[4] ¿ESTÁ DIVIDIDO EL M-19?, Archivo Revista SEMANA, Sección política, Lunes 18 de julio de 1983
[5] LA LENTA  MUERTE DEL M-19, Archivos Revista CAMBIO,  Sección de Opinión, 14 de abril de 1986
[6] LA DESBANDADA EN AD M-19, Archivo del TIEMPO, Sección de Política, 8 de mayo de 1994
[7] VILLAMIZAR Darío, “Aquel 19 será”, pág. 566


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GENERALIDADES DEL MOVIMIENTO 19 DE ABRIL (M-19)

El Movimiento 19 de Abril abreviado como M-19 o el eme fue un movimiento insurgente colombiano nacido a raíz de un supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales del 19 de abril de 1970, nace como rebeldía y movimiento político y luego se vuelve un movimiento armado. Tras su desmovilización se convirtió en un movimiento político de izquierda conocido como AD-M19 (Alianza Democrática M-19) que ganó importante respaldo popular y fue uno de los constituyentes de 1991; desapareció a mediados de la década de 1990 y algunos de sus miembros se unieron a otras agrupaciones políticas.

CARACTERISTICAS DEL M-19
Eduardo Pizarro, hermano del asesinado candidato presidencial del M-19, y uno de los principales expertos colombianos en el movimiento guerrillero, destaca seis diferencias principales con los grupos guerrilleros de los sesenta, que permiten caracterizar al M-19:
1. Los grupos de la “segunda generación” han buscado consolidar su presencia en núcleos de la población (sindicatos, barrios, veredas) con mayor eficacia y amplitud que sus antecesores.
2. Frente a las tácticas tradicionales de la guerrilla de los sesenta, fundadas en las tesis del foco guerrillero, estos nuevos grupos insurgentes se fundan en la perspectiva de la guerra prolongada y la conformación de frentes populares de masas (tales como el Frente Sandinista o el Farabundo Martí) que desborda la concepción de vanguardia leninista.
3. A la amplitud de su influencia interna se añaden redes de relaciones “diplomáticas” que se extienden en el contexto internacional.
4. Una amplia gama de actores internacionales le brindan su apoyo en distintos planos (propagandístico, financiero, político, logístico): partidos, iglesias, sindicatos.
5. Estos movimientos han vivido un proceso progresivo de “latinoamericación”, simultáneamente con una visión crítica de los polos de poder comunista (Moscú y Pekín) y ligan sus estrategias más al conflicto centroamericano y caribeño que las disputas en el bloque socialista.
6. “Igualmente, presentan una ruptura con el marxismo hirsuto y con un internacionalismo que los hace simples peones de ajedrez global que los desborda, para asumirse como parte de una historia nacional: Bolívar, los símbolos patrios, las tradiciones culturales no son concebidas como símbolos burgueses, sino como patrimonio de la revolución”.(Pizarro Eduardo, en Jorge Castañeda; La Utopía Desarmada, Editorial Planeta, México D.F., 1993, pág. 134)
De manera similar el ex miembro de la Dirección Nacional y ex parlamentario del M-19, Gustavo Petro, señala que en el horizonte ideológico de las FARC, el ELN, incluso del maoísta EPL, no se concebía otro tipo de sociedad para Colombia que el construido en la Unión Soviética y más exactamente en su espejo latinoamericano: la revolución cubana. “Solamente en el M-19, se intentó confusa y espontáneamente pensar en un camino propio de corte latinoamericano, recuperar nuestra historia y nuestra cultura para pensar en una democracia también propia, de ahí que los intelectuales europeos al unísono del resto de la guerrilla colombiana hayan siempre observado al Movimiento 19 de abril como una especie de “populismo armado”, por algo el populismo es el precursor de la modernidad latinoamericana y por algo el M-19, es en realidad un precursor de la modernidad colombiana, en vías de fracaso”. (Petro Gustavo; De la Guerra y de la Paz en Colombia.(http://www.algonet.se/~demos/pazcol.html).11 de enero de 1996.
Para Arturo Navarro Wolff la diferencia entre el M-19 y la guerrillas venezolanas de los sesenta estaba situada en la forma en que se accedió a la mesa de negociaciones, en el primer caso derrotado y sin la influencia política y social que consiguió el movimiento guerrillero colombiano.
“Nosotros fuimos capaces de penetrar en la sociedad, le gustara o no a la gente. Cuando comenzamos a buscar un espacio en la opinión pública, ya teníamos una presencia. Nadie nos derrotó. Más tarde, algunos dijeron que habíamos sido derrotados, pero si hubiéramos negociado desde una posición de debilidad, no hubiéramos obtenido lo que obtuvimos, que fue una enorme penetración en la opinión pública. La gente no pensaba que habíamos sido derrotados, sino que simplemente estábamos haciendo lo que había que hacer por el país, abriendo el camino a la paz y la tranquilidad. La guerra de guerrillas no fue en Colombia algo marginal, sino que dio en el blanco del país”. (Arturo Navarro Wolff en Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 138)
El M-19 desde sus orígenes hasta su incorporación al sistema político como una organización sistémica, vivió una continua pugna por erradicar las profundas huellas que la praxis guerrillera y la forma en que el marxismo se había aplicado en América Latina tenían en sus militantes. El accionar político militar del M-19 trato de ir acorde a esta nueva concepción política, asumiendo de forma distinta a sus antecesores el concepto de guerra, los hechos de propaganda armada, la propaganda, el lenguaje y el diálogo con el país. Como señala Carlos Pizarro así fueron creando las condiciones para que la organización expresara más claramente sus pensamientos, “lo que quiere en verdad como lo expresaba Bateman en 1980 cuando la toma de la embajada Dominicana, en este momento el M-19 deja de tener ese lenguaje común, ese lenguaje esquizofrénico, para tener un lenguaje único dentro de la comunicación con el país”. (Pizarro Carlos; Guerra a la Guerra; Editorial Tiempo Presente; Bogotá, Colombia; 1988, pág. 42)
[“MODUS OPERANDI”]
El M-19 irrumpió en el escenario político colombiano en enero de 1974, cuando robó la espada de Simón Bolívar y proclamó “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”. “Ese golpe espectacular y en cierto sentido quijotesco simbolizaba la ruptura táctica e ideológica del M-19 con los grupos de los sesenta y los cubanos”. (Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 132)
La idea había surgido durante una reunión del aparato militar de las FARC, cuando Luis Otero (muerto el 7 de noviembre de 1985 durante la toma del Palacio de Justicia) recordó como los tupamaros había robado la bandera de Artigas y propuso el robo de la espada de Bolívar, pero fue rechaza por considerarla un aparato de museo, sin ningún contenido político. Años después la idea resurgió durante una reunión del Comando Superior del M-19.
Como señala el ex Comandante General del movimiento, Álvaro Fayad, “entonces pensamos en Bolívar...y cuando pensamos en Bolívar, ¿que imaginamos para fundamentar el nacionalismo que íbamos a sostener como un cordón básico del M-19? Comenzamos a pensar en el tipo de operación político-militar que se relacionara con Bolívar, para reivindicarlo, para alejarlo de los libros de historia de Henao y Arrubla, para que Bolívar no fuera simplemente la conmemoración de cada 7 de agosto y de cada 17 de diciembre”. (Behar Olga; Las Guerras de la Paz; Editorial Planeta, Bogotá, 1985, pág. 138)
El M-19 se caracterizó durante todo el período de vida anti sistémica por realizar acciones llamativas y en golpes de audacia espectaculares, como el anteriormente descrito robo de la espada de Bolívar; el secuestro y asesinato de José Raquel Mercado (que incluso incluya una consulta nacional a través de rayados murales para decidir si se asesinaba o no al dirigentes); el robo de cerca de cinco mil armas del Cantón Norte del Ejército en Bogotá; la toma de la embajada de la República Dominicana; el desembarco de guerrilleros por el Pacífico; y la toma del Palacio de Justicia en 1985.
Desde 1988, el M-19 suspendió sus acciones militares y entró en un franco diálogo con el gobierno de Virgilio Barco, para incorporarse al sistema político sistémico. “Encabezado por el M-19, el movimiento guerrillero parece converger actualmente hacia un proceso esperanzador de tregua armada, nuevo diálogo e incorporación a la vida democrática, que responde a la apertura prudente del sistema político colombiano, tal como lo está expresando la administración Barco en sus dos últimos años y su convocatoria a un plebiscito nacional, que agilice las grandes reformas económicas, sociales y políticas que necesita el país”. (Neira Enrique; Un caso intrincado de violencia: Colombia; Revista Nueva Sociedad Nº105; Venezuela, Enero-febrero de 1990, pág. 141)
Agradecimientos bibliográficos a:
ü  WIKIPEDIA, “La enciclopedia libre” (http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_19_de_abril)
ü  Artigoo, “Porque todos somos expertos en algo” (http://artigoo.com/historia-del-m-19)

HECHOS MÁS SOBRESALIENTES DEL M-19

ANTECEDENTES HISTORICOS

En los inicios de la década del setenta Colombia vivía una etapa de lucha social y política muy intensa. Protestas callejeras, cientos de tomas de tierras por parte de campesinos, coincidían con una fuerte crisis política, producto de divisiones provocadas por altos grados de sectarismo. La izquierda colombiana no estaba exenta de esta dinámica, mostrando una fuerte división entre los partidarios de la vía pacífica y la vía armada como metodologías de acceso al poder.
En medio de este escenario un grupo de antiguos miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC), del Ejército de Liberación Nacional (ELN), miembros de la ANAPO y dirigentes sociales deciden crear una organización de nuevo tipo, que supere los evidentes fracasos de modelos guerrilleros previos, rompa con el abismo que separaba a los grupos armados de las masas, y encabece las luchas sociales que ocurrían en esos años en Colombia.
Como señala Israel Santamaría, oficial superior del M-19, con la creación del movimiento “se trataba de dotar al movimiento de masas de fuerzas armada, y al movimiento armado de dotarlo de fuerzas de masas, porque las masas eran grandes, pero desarmadas y débiles y ponían los muertos en las calles y el movimiento armado era fuerte y con las armas pero no tenía pueblo que respaldara su accionar”. (Behar Olga; Las Guerras de la Paz; Editorial Planeta, Bogotá, 1985, pág. 86)
Luego de discutir la concepción del nuevo movimiento se decide que la consigna que lo representa mejor es “con el pueblo, con las armas, al poder”, para la cual buscan un nombre distinto a los ya existentes y repetidos en la mayoría de los países: Juventudes Revolucionarias, Ejército de los Pobres, Ejército de Liberación Nacional, Bandera Roja, etc. Como señala el dirigente Israel Santamaría consideraban que no era suficiente tener las armas y esconderse en la selva hasta que el ejército los aniquilara, “y tampoco era lógico el pueblo sin armas, esa era la experiencia histórica del 19 de abril de 1970, cuando el pueblo ganó las elecciones pero no obtuvo el poder y no tuvo la estructura militar que le permitiera defender su desarrollo político”. (Behar Olga; Las Guerras de la Paz; Editorial Planeta, Bogotá, 1985, pág. 86)
Por eso toman el nombre de Movimiento 19 de abril (M-19) con una manera de conmemorar la fecha en que el candidato presidencial de la Alianza Popular (ANAPO), el general Gustavo Rojas Pinilla, un caudillo populista que gobernó el país con mano de hierro de 1953 a 1957, fue objeto de un supuesto fraude electoral en las elecciones presidenciales.
Su principal dirigente y fundador, Jaime Bateman, era quien mejor representaba la nueva cultura guerrillera alejada del mesianismo y del militarismo predominante en otros grupos. Bateman había sido miembro de las juventudes comunistas y más tarde de las FARC, el brazo armado. Bateman se definía así mismo como nacionalista, demócrata y revolucionario, y dedicado simultáneamente a la lucha armada. Para Bateman era necesario para acercarse al pueblo colombiano nacionalizar la revolución, “ponerla bajo los pies de Colombia, darle sabor de pachanga, hacerla con bambucos, vallenatos y cumbia y cantando el himno nacional”. (Lara Patricia; Siembra vientos y recogerás tempestades; Editorial Planeta, Bogotá 1986, pág. 110.)
NEGOCIACIONES DE PAZ
En general en nuestro continente, que ha sido tradicionalmente foco de tensiones nacionales, regionales e internacionales, salvo notables excepciones históricas, la negociación de conflictos es un fenómeno reciente. La negociación geopolítica más importante de América Latina, que enfrentó dos partes con una gran asimetría de poder, fue la negociación sobre el Tratado de Panamá. En cuanto a negociaciones de conflictos en el interior de las naciones, sólo existe un antecedente previo: Venezuela.
En ese país hubo un proceso de pacificación en la mitad de los sesenta, que brinda un ejemplo notorio de voluntad de las partes por alcanzar la paz. La guerrilla venezolana, al igual que en el resto de los países, tuvo un momento de auge de los factores insurreccionales casi al momento de su nacimiento a principios de la década. Posteriormente su acción militar urbana se estancó y se trasladó a las zonas rurales.
“Entre 1965 y 1966 sus máximos dirigentes inician una reflexión sobre el futuro de la lucha armada bajo el siguiente razonamiento: la guerrilla no ha sido derrotada y, por las estrategias de supervivencia, difícilmente lo será en términos militares, pero tampoco es muy probable un avance militar sustantivo que planteara a corto plazo la posibilidad de derrota con el ejército”. (Benítez Raúl; Negociaciones de paz en el Tercer Mundo:análisis comparativo; http ://www.cidob.es/ castellano/ publicaciones/ afers/ benitez.html)
Por su parte, el gobierno en vez de plantear como salida la represión indiscriminada, inteligentemente abrió los espacios políticos. Ante esta situación de mutuas concesiones, la guerrilla fue desmantelando sus estructuras militares e insertándose en el proceso democrático y el gobierno respetó la vida de los dirigentes y militantes. “Entre 1967 1969 se dio una apertura política donde, aun existiendo comandos militares guerrilleros, el gobierno aceptó su participación electoral en 1968. A finales de 1968 se puede considerar que en el país ya existían condiciones de paz armada”. (Benítez Raúl; Negociaciones de paz en el Tercer Mundo: análisis comparativo; http: //www.cidob.es/ castellano/ publicaciones/ afers/ benitez.html)
La experiencia de negociación venezolana, prácticamente quedó en el olvido durante los tormentosos años setenta, sólo a mediados de los ochenta comenzó a gestarse un nuevo proceso de negociación, esta vez en Colombia.
Lo que en los convulsionados años sesenta y setenta se veía como una quimera: negociaciones de paz entre guerrilleros y el Estado, tuvo en el M-19 a uno de sus principales detractores. Porque el M- 19 bajo de la sierra, depuso las armas, y contribuyó a formar un nuevo sistema político en Colombia, con una nueva constitución e indirectamente contribuyendo al término del monopolio del poder que los liberales y conservadores habían gozado durante treinta años. Una de las explicaciones de esta transición excepcional se encuentra en los orígenes del M-19, como señalamos anteriormente, “fundado con la furia y la desesperación provocada por el fraude electoral, tomó las armas para conquistar el derecho a participar en las elecciones y no para hacer la revolución, a pesar de que se autodefinía como movimiento revolucionario”.(Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136)
El proceso de paz colombiano desde sus comienzos captó la atención de cientistas sociales, politólogos y políticos. Prácticamente sin mediación internacional, desde principios de la década del ochenta se esforzaron intentos de diálogo y pacificación. Desde 1983 a 1986, tiempo en que se realizó el Diálogo de contadora, del cual Colombia fue parte, el presidente Belisario Betancur utilizó a la política exterior como medida de política interior, y se iniciaron los altos al fuego parciales con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el M-19, y el Ejército Popular de Liberación (EPL).
Como señaló el comandante Carlos Pizarro en enero de 1988: “Tenemos la convicción de que estamos frente a un proceso en el que debemos ser creativos sobre las bases de lo que se ha conseguido en este país en todos estos años de lucha, conquistando la posibilidad real de la paz, de la democracia, de la justicia social, entonces quienes están angustiados por la aparición del M-19 es la oligarquía y quienes están a la expectativa es el país entero y quienes estamos trabajando por el nuevo reconocimiento del M- 19 en las jornadas de libertad y democracia, somos nosotros”. (Pizarro Carlos; Guerra a la Guerra; Editorial Tiempo Presente; Bogotá, Colombia; 1988, pág. 137)
Estas iniciativas tuvieron grandes altibajos, no lográndose acuerdos definitivos. En 1984 los altos al fuego son bastante limitados, no obstante, las FARC crea la Unión Patriótica (UP) y decide participar de forma abierta y legal en la lucha política. “En noviembre de 1985, con el asalto al Palacio de Justicia por el M-19, y la consecuente represión desatada después de este acontecimiento, se cerró el clima de distensión. Entre 1985 y 1988 son asesinados por grupos paramilitares más de mil dirigentes políticos populares, tanto los vinculados a los grupos armados como los independientes, lo que genera un clima de desconfianza posterior que se incorpora como un obstáculo importante para lograr la paz”. (Benítez Raúl; Negociaciones de paz en el Tercer Mundo: análisis comparativo; http ://www.cidob.es/ castellano/ publicaciones/ afers/ benitez.html)
Lo anterior sirve como testimonio elocuente tanto del carácter sumamente violento de la política colombiana como de los enormes riesgos que asumió el M-19 cuando a principios de los ochenta inició las negociaciones de paz con el gobierno del Presidente Belisario Betancur. Debido a las características especiales de este movimiento, muy distintas a la de sus congéneres latinoamericanos, el M-19 resistió lo que fue sin duda el peor aniquilamiento que una dirigencia ha sufrido por una organización latinoamericana.
De sus fundadores, Jaime Bateman, Iván Marino Ospina, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro, murieron, todos en acción o en combate entre 1983 y 1989. Si se les agrega el nombre de Bernardo Jaramillo, el candidato presidencial de la Unión Patriótica, una coalición política promovida por el Partido comunista, también asesinado a tiros en 1989, la lista es abrumadora. “El costo en dirigentes es un reflejo de un costo mucho mayor que se pagó entre simples militantes: unos 30 mil activistas y simpatizantes de izquierda murieron asesinados, más que en El Salvador y muchos más que en Argentina, Chile o Uruguay en las guerras sucias de los años setenta. La represión de la izquierda colombiana y la magnitud de sus pérdidas no tienen parangón en la historia moderna de América Latina”. (Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136)
Como señala el ex miembro de la dirección nacional del M-19 y ex parlamentario, Gustavo Petro “Medio millón de asesinatos políticos y sociales en medio siglo nos lleva a pensar que en Colombia no sólo se intentó extirpar una élite revolucionaria, sino que se intentó eliminar definitivamente cualquier intento de participar autónoma de la sociedad en la vida del país”. (Petro Gustavo; De la Guerra y de la Paz en Colombia.(http://www.algonet.se/~demos/pazcol.html.11 de enero de 1996)
Los resultados alcanzados en las elecciones de 1990 para la presidencia y la asamblea constituyente por el M-19 permiten afirmar que el tránsito de la lucha armada a la representación parlamentaria fue exitoso. A pesar de que su candidato presidencial fue asesinado semanas antes del día de los comicios el M-19 obtuvo 750 mil votos y el 13% en la primera votación, y un millón de votos, más del 20% y el mayor número de escaños de cualquiera de las listas en la segunda vuelta. “Encuestas realizadas en Colombia a principios de 1991 revelaban que un gran número de colombianos (58,5%) creía que el M-19 llegaría al poder y que su dirigente y antiguo candidato Antonio Navarro Wolff, era considerado el político colombiano con mayores probabilidades de llegar a la presidencia en la década de los noventa”. (Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136)
Sin embargo, las primeras elecciones legislativas y comunales bajo la nueva constitución, en octubre de 1991, mostraron a un M-19 desperfilado y con una considerable baja en el apoyo popular. Este retroceso no fue bien comprendido ni asimilado por sus dirigentes. En su interior surgieron sectores que culparon a la conducción que le dio al nuevo partido político su líder carismático, Arturo Navarro Wolff y al tipo de partido que concibieron: idéntico a otros grupos por su moderación, responsabilidad y madurez (sinónimo de no revolucionario). “Otros opinaban que si el M-19 hubiera seguido apegado a la izquierda y al radicalismo, le hubiera ido aún peor, dado el conservadurismo imperante en Colombia y en todo el hemisferio. En todo caso, una cosa estaba clara: el M-19 perdió el contacto con los movimientos populares que le habían proporcionado el contexto para prosperar después de deponer las armas”. (Castañeda Jorge; La Utopía Desarmada; Editorial Joaquín Mortiz; México, 1993, pág. 136- 137)
Como señala el politólogo mexicano, Jorge Castañeda, el M-19 ejemplificó un tránsito inicialmente afortunado de la lucha armada castrista de los años sesenta a la competencia electoral casi socialdemócrata de los noventa. Pero en vez de contribuir al cambio de la democracia colombiana haciéndola más representiva y legitimada en todos los sectores de la sociedad, cayó en los mismos vicios que criticaba en los partidos tradicionales. De cierta manera fue un nuevo partido, con viejos vicios, que formó parte de un sistema político anquilosado y desprestigiado, por lo que también entró a compartir el descrédito que lo rodea.
Autor: Sergio Salinas; periodista de la Universidad Católica; Magíster en Ciencia Política, mención Política Compara de la Universidad de Chile. Con estudios en Teoría y Resolución de Conflictos (Ilades- Universidad Javeriana). Director de Cuadernos de Trabajo de la Corporación Tercer Milenio.

Agradecimientos bibliográficos a:
Artigoo, “Porque todos somos expertos en algo” (http://artigoo.com/historia-del-m-19

VIDA DEL M-19: ACONTECIMIENTOS PRECISOS

Inicios
Como consecuencia del supuesto fraude electoral en los comicios presidenciales de 1970 contra el entonces candidato a la presidencia, general Gustavo Rojas Pinilla, en 1974, los representantes del ala socialista de la ANAPO Jaime Bateman, Álvaro Fayad, Iván Marino Ospina y Luis Otero Cifuentes, junto con Carlos Toledo Plata, Israel Santamaría, Andrés Almarales, Everth Bustamante, e Iván Jaramillo conformaron el 'Movimiento 19 de abril'. El socialista de la ANAPO entró en desacuerdos con el resto de la colectividad por la actitud tomada por Samuel Moreno Díaz al acercarse al Partido Conservador Colombiano, partido de Misael Pastrana y ganador de las elecciones que habían llamado fraudulentas.
Robo de la espada de Bolívar
El M-19 desde el comienzo realizó actividades bastante notables y dignas de un despliegue noticioso, como el robo de la espada de Simón Bolívar en la toma de la Quinta de Bolívar realizada el 17 de enero de 1974 proclamando "Bolívar, tu espada vuelve a la lucha" junto con su consigna de combate "Con el pueblo, con las armas, al poder".1
Secuestro de José Raquel Mercado
En febrero de 1976 secuestraron a José Raquel Mercado, quien era el presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) y el 19 de abril de 1976 lo asesinaron. De este asesinato Jaime Bateman dijo:
"La decisión de ajusticiarlo la sometimos al veredicto popular. La gente escribió en las calles ; escribió no; la CTC hizo una gran campaña de carteles para que no lo fusiláramos; los sindicatos discutieron el asunto; algunos miembros de la CTC dijeron incluso, públicamente, que a Mercado había que ajusticiarlo... Él estaba entregado totalmente al imperialismo. En el interrogatorio que le hicimos reconoció que trabajaba para los norteamericanos, que recibía de ellos cuantiosos cheques. Nosotros editamos quinientos mil ejemplares de un folleto en el que presentábamos las pruebas en su contra."2
Jaime Bateman. Declaración sobre la muerte de José Raquel Mercado
M-19 durante la presidencia de Turbay
En 1980, el M-19 intentó secuestrar al narcotraficante y miembro del Cartel de Medellín, Carlos Lehder, pero Lehder se escapó mientras lo trasladaban en un carro.3 Pocos meses después, los militares informaron a uno de los jefes del Cartel de Medellín, Jorge que habían interceptado grabaciones del M-19, en las que supuestamente planeaban secuestrarlo. Ochoa pidió ayuda al capo del narcotráfico y jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, quien ordenó capturar a los comandantes del M-19. Los hombres de Escobar, lograron capturar a tres de los más importantes comandantes del M-19 en Medellín; Guillermo Elvencio Ruiz, Luis Gabriel Bernal y alias "Pablo Catatumbo".3
Durante el gobierno de Julio César Turbay (1978-1982) realizaron varios hechos notables. Uno de estos hechos fue el Robo de armas del Cantón Norte. Desde una residencia aledaña, guerrilleros del M-19 construyeron un túnel de más de 80 metros de longitud bajo tierra que atravesaba la calle y llegaron a la guarnición militar conocida como Cantón Norte en Usaquén, una localidad al norte de Bogotá, el 31 de diciembre de 1978. El grupo guerrillero sustrajo más de cinco mil armas.
En otra acción, el 27 de febrero de 1980 un grupo de dieciséis guerrilleros del M-19 al mando de Rosemberg Pabón Comandante Uno y de Luis Otero Cifuentes, autor intelectual, tomaron la Embajada de la República Dominicana mientras se celebraba una recepción diplomática con objeto de conmemorar la fiesta nacional de ese país. Entre los rehenes había representantes diplomáticos de varios países, incluyendo al embajador de Estados Unidos Diego Ascencio y el Nuncio Apostólico. El M-19 pedía la liberación de cerca de 320 presos políticos. Después de 61 días de negociaciones con Carmenza Cardona "la chiqui" (ideóloga del M-19) liberaron a los rehenes después de un prolongado proceso de negociación. El comando guerrillero entregó a los diplomáticos retenidos y viajó a Cuba. En el año 2000, Ciro Durán realizó una película que muestra retrospectivamente apartes de esta toma guerrillera.
Como consecuencia de la acción represiva contra sus células en las ciudades, el M-19 limitó su carácter urbano y se replegó a las montañas, pero este era un campo que no conocían y sufrieron varios reveses.
Secuestro de Marta Nieves Ochoa
En 1981 el M-19 secuestró a Marta Nieves Ochoa hermana de Jorge Luis, Fabio y Juan David, (los hermanos Ochoa), quienes eran socios del Cartel de Medellín lo que provocó la inmediata reacción de la mafia, reuniendo un ejército privado al que se denominó MAS (Muerte a Secuestradores), que a través de secuestros intimidatorios logró la liberación de la plagiada y continuó a través de asesinatos sistemáticos exterminando al M-19 de Antioquia y el Magdalena Medio, pero posteriormente vinieron acuerdos de paz entre Iván Mariano Ospina y Pablo Escobar.
El M-19 durante la presidencia de Betancourt
Durante el gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986), Bateman, por entonces dirigente máximo del M-19, propuso al gobierno celebrar una reunión en Panamá con el propósito de adelantar diálogos que permitieran solucionar el conflicto. Sin embargo, Bateman murió el 28 de abril de 1983, supuestamente en un accidente de aviación, y las negociaciones se suspendieron.
Éstas se reanudaron y culminaron con la firma de los Acuerdos de Corinto, Cauca, en los que se planteó un cese al fuego y la continuación de los diálogos para la futura desmovilización del grupo guerrillero. Sin embargo, sectores opuestos a los acuerdos, tanto en el gobierno como en el ejército y en la guerrilla, sabotearon las conversaciones.
En 1985, el M-19 protagonizó su acción más violenta, la toma del Palacio de Justicia, hecho que aun hoy día continúa dividiendo a la opinión pública colombiana. El día 6 de noviembre de 1985, un comando del M-19 compuesto por 35 guerrilleros al mando de los comandantes Andrés Almarales y Luis Otero Cifuentes ocupó por las armas el Palacio de Justicia, en plena Plaza de Bolívar, en el centro de Bogotá, exigiendo que se citase al presidente a juicio. La subsecuente reacción del ejército provocó que, con sus balas de cañón, incendiaran el palacio, y en ella cayeron la mayoría de los miembros del comando guerrillero y –según los cálculos oficiales– otras 53 personas civiles, incluyendo a varios magistrados de la Corte Suprema de Justicia, debido al fuego de los militares y del M-19. Algunos sectores consideraron el hecho como una masacre.
El incidente continúa sin ser esclarecido totalmente, ya que de una y otra parte se siguen lanzando acusaciones de tanto en tanto. Los miembros del M-19 han afirmado en varias oportunidades que el ejército deliberadamente sacrificó a muchas personas al abrir fuego, mientras que la institución armada y otros sectores de la política colombiana consideran que ante las declaraciones lanzadas por el M-19 durante la toma, no era posible negociar una salida que no condujera a una humillación estatal.
En años recientes se ha comprobado que civiles (empleados de la cafetería y otros trabajadores) que habían salido con vida del edificio fueron posteriormente desaparecidos, torturados y ejecutados por miembros del ejército, hechos por los cuales algunos oficiales y suboficiales han enfrentado juicios, entre ellos el coronel Plazas Vega y el general (r) Jesús Armando Arias Cabrales .4
También se ha argumentado que al menos un miembro del comando insurgente, Andrés Almarales, supuestamente habría sido sacado vivo del Palacio de Justicia por miembros de las Fuerzas Armadas y luego reintroducido al mismo, donde fue presentado como muerto en combate después de haber fallecido como consecuencia de recibir un disparo en la cabeza a contacto.
En este tiempo, el M-19 conformó la Coordinadora Nacional Guerrillera (CNG), en asociación con el Comando Ricardo Franco Frente-Sur y el Movimiento Armado Quintín Lamé, en 1987 esta Coordinadora se reestructuró, añadiéndose las FARC, el EPL y el ELN y se dio a conocer como Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB). El propósito de esta organización era presentar un frente unido en las negociaciones de paz emprendidas con el gobierno y, además, realizar acciones armadas conjuntas.
Secuestro de Álvaro Gómez Hurtado
En 1988, el dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado fue secuestrado en Bogotá por el movimiento guerrillero M-19. El grupo exige a cambio de su liberación el establecimiento de una Asamblea Nacional Constituyente, durante el cautiverio, Gómez compartió cartas con el comandante Carlos Pizarro.
Desmovilización
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Bandera del AD M-19 en el Museo Nacional de Colombia.
En el proceso de negociaciones de paz durante el mandato del presidente Virgilio Barco Vargas, el grupo guerrillero había hecho énfasis insistentemente en que uno de los principales requisitos para deponer las armas era la creación de una Asamblea Nacional Constituyente para modificar la constitución la cual hasta entonces no garantizaba la creación y desarrollo de otros partidos políticos diferentes a los dos partidos tradicionales, ni daba espacio de representación a las minorías. Ante la negativa del gobierno de hacer una consulta popular que autorizara el cambio constitucional incluyendo una opción en las papeletas para las votaciones generales del 11 de marzo de 1990, los estudiantes, en particular los de las universidades, decidieron hacer un movimiento a nivel nacional para que la población incluyera una "Séptima Papeleta" ordenándole al ejecutivo que conformara una Asamblea Nacional Constituyente.
El 8 de marzo de 1990 realizaron la entrega de armas en su campamento de Santo Domingo liderados por su entonces comandante máximo Carlos Pizarro León-Gómez y se desmovilizaron para convertirse en grupo político que se conoció como Alianza Democrática M-19.
Alianza Democrática M-19
Para la contienda electoral de 1990 tenían como candidato a la presidencia a Carlos Pizarro, pero éste fue asesinado el 26 de abril de 1990 dentro de un avión en pleno vuelo, al parecer por sicarios a órdenes del estado. En su remplazo se presentó Antonio Navarro Wolff logrando el tercer lugar detrás de César Gaviria Trujillo y Álvaro Gómez Hurtado con 739.320 votos y superando al candidato del partido conservador Rodrigo Lloreda.
Durante el gobierno de César Gaviria (1990-1994) se presentaron a las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente y obtuvieron 19 puestos logrando la votación más alta que grupo alguno tuviera para dicho estamento, convocado con objeto de redactar la Constitución de 1991. Antonio Navarro fue elegido para ser co-presidente de la Asamblea junto a Álvaro Gómez y Horacio Serpa.
Antonio Navarro fue ministro de Salud durante el gobierno de César Gaviria y ha continuado siendo figura relevante de la política del país, como alcalde de la ciudad de Pasto, Representante a la Cámara, Senador, pre-candidato presidencial y Secretario general del Polo Democrático Alternativo y Gobernador de Nariño.
Fusión con el Polo Democrático Alternativo

El M-19 ya no existe formalmente como movimiento militar o político particular; sin embargo, su pensamiento y proceso sigue latente dentro de las instituciones universitarias estatales del país, tal es el caso de la organización estudiantil y popular Clanes Estudiantiles o el colectivo Juvenil Carlos Pizarro.[cita requerida] Varios de sus antiguos miembros hacen parte de la coalición de izquierda conocida como el Polo Democrático Alternativo donde actualmente están Gustavo Petro quien obtuviera la segunda mayor votación para los comicios del Senado en 2006 y Antonio Navarro Wolff el segundo hombre del M-19 en el momento de la desmovilización y que luego fue senador y más tarde gobernador del departamento de Nariño. En 2010 el senador Gustavo Petro derrotó en la consulta interna al ex magistrado Carlos Gaviria y se presentó a las elecciones presidenciales, quedando en el cuarto puesto en la primera vuelta.
ü  Agradecimientos bibliográficos a: WIKIPEDIA, “La enciclopedia libre” (http://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_19_de_abril)